Los amigos-padres
Los amigos-padres son esos señores que antes eran tus amigos pero de repente, sin avisar, y sin calibrar las consecuencias que eso pueda acarrear para vuestra amistad, cogen, van y se convierten en padres!!!! (Indignación, pesadumbre). Tú te ves obligado a seguir queriéndoles y a aparentar que todo sigue siendo igual de chachi que antes, pero no, aunque ellos intenten atenuarlo es ley de vida que cuando un amigo se convierte en amigo-padre empezará a hacer cosas raras, a tener comportamientos extraños, a mostrar intereses que te indicarán que, por mucho que lo intenten, ya nunca nada volverá a ser como antes...
Se trata de pequeños detalles, matices, cambios de los que tú como colega puedes llegar a avergonzarte incluso, y que te revelarán que, lamentándolo mucho, has perdido a un amigo para ganar un amigo-padre… que es casi lo mismo… pero no. ¿A qué sutiles cambios me refiero? A continuación:
-Los amigos-padres, son esos señores a los que lo que más más más ilusión les hace del mundo, por encima de la bajada del Euribor, la vacuna del sida o que nunca más muera atropellado un gatito, es enseñarte una foto de su hijo disfrazado…. Lo que más.
-Nunca le cuentes nada importe a un amigo-padre. Se irá a mitad de la conversación porque ha oído un golpe y al volver advertirás en su mirada que no se acuerda de nada de lo que le habías contado.
-Los amigos-padres se empeñan en que su hijo te llame “tío” y que te de las gracias por todo aunque el niño no sepa hablar y a ti te dé absolutamente igual.
-Cuando tú preguntas algo al niño, los que responden sus tus amigos-padres.
-Los amigos-padres llevan protección pantalla total, especial, “pediatrics”, de factor 2000 en la bolsa de la playa y no se avergüenzan de ello.
-Los amigos padres son escatológicos sin ánimo de ser graciosos, que entonces sí se entendería...
-Los amigos-padres siempre están en el médico o poniendo una lavadora. No existe otra opción. O médico o lavadora.
-No insistas, los amigos-padres nunca cogen el teléfono.
-Los amigos-padres viven muy sufridamente el caso de los niños perdidos en Córdoba, Madeleine y similares.
-Es más fácil que te toque la bonoloto que quedar de un día para otro con un amigo-padre.
-Los amigos padres siempre te invitan a comer en su casa un domingo. Únicamente en su casa y únicamente un domingo.
-Una moto de plástico abandonada en medio del pasillo es un elemento clave en toda casa de amigo-padre.
-A ese respecto, el nombre del niño en letras de madera o en una tela bordada es otro básico que no puede faltar en toda habitación de hijo de amigo-padre.
-Hay dos cosas que excitan muchísimo a un amigo-padre: una tarde libre y llevar a su hijo a la playa por primera vez. Se pueden llegar a correr...
-Los amigos-padres hacen preguntas raras y que no llevan a ningún lado cuando hablan por teléfono, tipo "¿se lo ha comido todo?" o "¿se ha acostado ya?".
-Tienes que concentrarte mucho para acordarte de todos los nombres sofisticados de los hijos de tus amigos-padres: Noas, Martinas, Lunas, Denisses, Nicolases, Candelas, Ineses y Hugos.
-A los amigos-padres les da una crisis de ansiedad si no tienen en el salvapantallas del ordenador una foto de sus hijos.
-Da igual donde vayan ni para volver cuándo. En el maletero del coche de tu amigo-padre siempre habrá problemas de espacio.
-Los amigos-padres hacen purés de verduras todos los días de su vida.
-En la nevera de tus amigos- padres por fuera hay un menú de colegio pegado y por dentro un tetris tamaño real hecho con tuppers llenos comidas.
-Un acto aparentemente sencillo como subirte al coche de tu amigo-padre para que te acerque a casa, siempre se convertirá en algo lento y aparatoso si lleva a su hijo consigo.
-Los amigos-padres son incapaces de salir a la calle sin un yogur, un pettit suisse o un brick pequeño de zumo. Incapaces. Lo tengo comprobado.
-Y lo más grave: los amigos-padres saben perfectamente quién vive en la piña debajo del mar...
Pero los amigos-padres sí tienen una cosa buena y es que no se ofenden con facilidad ni aun leyendo este post, porque todos ellos, todos, ufanos y presuntuosos, poseen una frase que, a sabiendas de implacable, esgrimen a su favor para callarte la boca sin ningún tipo de piedad: "cuando tú seas padre lo entenderás…".
Y aun reconociendo que tienen toda la razón del mundo, prefiero hacerme la chula, negar la evidencia y desafiarles: bueno… eso está por demostrar…
(A mis ex amigos, ahora amigos-padres. Vosotros antes molabais... aunque os quiero igual).